Ayer asistimos a la gran final de la segunda edición de Pekín Express. Yo lo he seguido durante todas estas semanas (la primera edición también la vi entera) así que no podía perderme el día definitivo. Y sí, hubo sorpresa, de la buenas además, ganaron Antonio y Carmela (aka ‘los rurales’), que se impusieron a los favoritos, los polis Fran y Merino (aka ‘los merino’). No creáis que estoy muy de acuerdo en esto de categorizar a la gente, ponerles etiquetas, ni que fuéramos ovejas. Y la razón que muchas veces está detrás de esto es la llamada ‘economía del lenguaje’; con tal de ahorrarnos palabras hacemos cualquier cosa (los mensajes por sms merecerían capítulo aparte). Muy práctico, sin duda, pero se cometen injusticias. ¿Porqué Antonio y Carmela son los amigos rurales? Por qué viven en un pueblo de digamos 5000 habitantes!! Chorrada al canto. Y si yo fuera al programa con algún amigo de la Facultad, ¿cómo nos llamarían? ¿los intelectuales? Y yo por tener muchas operaciones quirúrgicas, ¿me merecería que me tildasen del ‘Operando’? Pues no, pues no, pues no. Me niego.
El caso es que contra pronóstico ganaron Antonio y Carmela. Que conste que yo quería que ganasen los polis, pero me parece totalmente justo que ganaran los otros. Sé que los polis no tenían muchos simpatizantes debido a una merecida fama de prepotentes y chulos. Pero que yo quería que ganasen, me caían bien. ¿Porqué? Yo creo que es algo subsconsciente, es el deseo de que ganasen los mejores, los más preparados, es el sentido de la justicia. Ahora, yo entiendo que la gente suela ponerse del lado del más débil y eso hizo que la inmensa mayoría prefiriera la victoria de la pareja andaluza. Digo sentido de la justicia porque, por ejemplo, ¿quién se merece aprobar en unas oposiciones? Los mejor preparados, ¿no? Para mí es lo mismo. Además hay otra razón por la que me más gustaban los policías, y es que ellos fueron los únicos que plantaban cara a Meritxell y Alazne (competitivamente hablando) al final de la ruta, cuando se estaban jugando las habichuelas. Y es que aunque concursaron muy bien, la madre y la hija no me caían nada bien, especialmente la hija, la ‘ratita’. ¿Y quién les daba caña? Los amigos Fran y Merino.
La final en sí me decepcionó un poco. Quizás como esta segunda edición en general. El formato ha perdido la frescura del primero y los concursantes ya se sabían todos los trucos, con lo cual todo tenía menos gracia. ¡Pero si había incluso un concursante que había dado nociones de chino!! Juan junior creo que era. Fran y Merino arrasaron en todas las pruebas de la final pero fallaron en la más importante, en la carrera final. Y es que después de 45 días de penurias, trabas, sufrimiento, mal dormir y mal comer, el ganador del concurso se decide en una carrera de apenas 15 kilómetros. Esto hace que las fuerzas se igualen, es un esfuerzo corto en el que una mala decisión (coger un coche más lento, elegir un camión a una moto, este tipo de cosas) se paga caro. Y vaya si lo pagaron los polis. Creo que se entiende mi razonamiento. Si yo le echo una carrera a Usain Bolt de 100 metros, el tío me pega una paliza de campeonato, me saca una ventaja galáctica. Pero si la carrera es de 5 metros, por mucho que Usain Bolt es mejor y está mejor preparado, lo mismo tienen que sacar hasta la ‘fotofinish’!! Aquí es donde pecaron Fran y Merino de exceso de confianza. Dicho esto, Antonio y Carmela merecieron ganar porque combinaron competitividad y suerte a partes iguales, y la suerte es muy muy necesaria para ir pasando etapas en el concurso. Por cierto, Antonio se ha pasado el programa diciendo ‘Me cago en tus mulas’!, pero ¿se equivoca no? ¿no es ‘Me cago en tus muelas’? Tonterías mías. Capítulo aparte merece el premio que obtienen los ganadores, que es irrisorio con lo que sufren y padecen. Que sí, que la experiencia es única e irrepetible, pero eso no está reñido con un buen premio coño! Por ejemplo, Fran y Merino acumularon 60 mil euros que se han quedado en casita de la productora, dinero que se han ahorrado. Injusto a todas luces.
Y bueno, no sé lo que tardaremos en ver la tercera edición. Esperemos que se lo curren y nos sorprendan porque el formato del programa es bueno y se lo merece. Nos vemos en la fiesta … o en el siguiente post, lo que pase antes. Check it out!!